11 años después, la marea sigue en pie.

Compadres, comadres; hace ya algunos inviernos el pronóstico del tiempo indicaba negros nubarrones con fuertes aguaceros y tempestades en todo el norte de España que hacían presagiar lo peor. Pues bien, tal día como hoy, hace onces años, los peores presagios se han cumplido para bien o para mal de muchos: la marea se vio alterada, agitada… golpeada por los vaivenes que regala un mar embravecido.

Nacía en aquel preciso instante y antes que el niño Jesús una de las mejores bandas que ha parido el Rock&Roll: MAREA.

El panorama musical por aquel entonces afloraba enérgicamente (Extremoduro con su emergente Ágila, la consolidación de Reincidentes, los titubeantes inicios de La Fuga…) y la competencia entre las bandas existentes era muy sana. Pronto las influencias musicales y las relaciones de amistad entre los grupos se acrecentaría y el compadreo iba a ser ya una realidad. De hecho, si no hubiese existido Extremoduro, nunca hubiera existido Marea (Kutxi Romero). Aunque hay veces que José Etxailarena también mira al pasado con respeto y honestidad: Me voy a poner solemne: para mí hay cuatro pilares en los que se basa el rock español como yo lo concibo. Todo empieza con Leño, antes de ellos no hay nada, son la madre del cordero. Después coge el testigo Barricada, luego Extremoduro y luego los Marea.
Un pasado musical con el que tantas veces la banda de Berriozar se ha visto influenciada e identificada a la vez. Prueba de ello es la particular admiración de Kutxi por el maestro Rosendo Mercado, quien fue el encargado de entregarles hace un año el disco de oro por Las aceras están llenas de piojos, y que fue obsequiado asimismo por la banda con un disco platino del 28.000 puñaladas; también, el hecho de que cuando viajan de concierto en concierto siempre tengan puesto Los Suaves en la tanqueta (la furgo del grupo), legendaria banda que a los cinco componentes de Marea les gusta por igual (por eso no es de extrañar ver a Marea en más de un concierto interpretando Mi Casa); y, como no, la admiración y respeto recíproco que les une con sus vecinos y hermanos los Barricada, a quienes Kutxi siempre les presta una especial atención y muestras de cariño: quien no quiere a los barri, no quiere a su madre, refiriéndose, con ello, a todo aquel que no le gusta Barricada, no le gusta el Rocanrol.
Tampoco debemos olvidarnos de los sevillanos Reincidentes, quienes les ayudaron a arrancar la moto, ni de grupos como Narco, Porretas o S.A. y La Polla entre otros muchos grupos más, como Flitter, principales culpables de esta locura.

Después de sus primeros quejíos y algún que otro latido jondo, el grupo empezó a abrirse un hueco en el difícil panorama musical cosechando muy buenas críticas y expectación con sus dos primeros trabajos: La Patera y Revolcón, dos discos muy parecidos en cuanto a letras y sonidos tendentes al desamor, cargado de poesía y dolor. Dos discos en los que se refleja la pureza y el hambre de la banda por querer comerse el mundo por aquel entonces, cuando los primeros bolos, ofrecidos por cuatro perras, empezaban a sucederse en el tiempo por diversos puntos del estado, y cuando la gira conjunta con los Platero y Tú queda ya guardada en la memoria de muchos.

Con el paso de los primeros meses de nanas de quebranto y de los prematuros días de mierda y cuchara, llegó la hora de las moscas. Marea se vio inmersa de lleno en este mundillo de mierda, de manos vacías… de lobos hambrientos que habitan en la industria musical: contratos basura, señores con traje dispuestos a sacarte hasta los dientes… en fin, un circo lleno de cuerdas de trapecio al que la banda tenía ganas de prender fuego a diestro y siniestro. Y es que ya lo dice Kutxi, el hijo de la Inés: Por muy elegante que vayas en la vida siempre acabas rodeado de cerdos y buitres, hay que tener cuidado con los piojos que te encuentras por ahí.

Después de la marea vino la calma. La consolidación como banda llegaría en el año 2002, cuando de la mano del gran Iñaki ‘Uoho’ Antón a la producción sale en escena Besos de perro (disco de oro), tercer trabajo del grupo y que, particularmente, pienso que es el mejor disco de Marea, incluyendo un temazo como es ‘En tu agujero’ y mejor colaboración (Robe Iniesta). Un disco redondo, cañero, trabajado y una muestra del rumbo que quiere tomar el grupo.
Los conciertos se multiplicaban como los trileros y la gente, expectante, respondía con venas con humo y palabras. Salas llenas, buen rollo entre grupos amigos, viento en popa y primeras apariciones en festivales de renombre como el Viña Rock (ojo, que ellos no son muy amigos de festivales) fueron la antesala de lo que iba a ser su cuarto disco: 28.000 puñaladas (disco de platino), disco cuya producción corrió a cargo de Kolibrí y que es el que menos me gusta. Ya, ya lo sé que es un discazo, pero acostumbrado a recibir día y noche los besos de perro, estas puñaladas me parecieron eso, puñaladas en mi corazón de mimbre. Las guitarras suenan de modo diferente, todo el sonido parece más calmado y quizá se eche en falta un poco de barniz en los temas, mayor consistencia; tal vez sea fruto de la innovación principiante de Kolibrí, no lo sé. En fin, me limitaré a calificar este disco como experimental. No tanto como este último, que sacaron el año pasado, Las aceras están llenas de piojos (disco de oro). Los entendidos de la música dicen que no hay quinto malo. Pues si tanto saben será verdad. Para mí se trata de un disco con fuerza, homogeneidad en los temas, con ansias de innovar y en la línea ascendente de Marea; un disco que siempre me ha gustado calificarlo como una mezcla entre el Besos de perro y el 28.000 puñaladas. ¿Quién sabe? Las aguas del mar se enfurecen a veces como el viento de poniente.

Lo que sí que no me cabe duda a mí, ni a los tantos mareados y mareadas que habitan en el infinito equilibrio universal de los planetas es que Marea es a día de hoy y lo seguirá siendo un referente musical, tanto aquí como fuera del país; un espejo en el que poder mirarse sin tapujos, un camino a seguir… Un cuento de nunca acabar que abrió sus primeras hojas hace tiempo ante 500 personas en la Sala Jimmy Jazz de Madrid y que ahora con su creciente contundencia en los directos acaba llenando plazas de toros y pabellones como el palacio de deportes de Madrid ante 15.000 personas con grabación en directo incluida. Una brisa de diciembre que tira paredes y borra fronteras con sólo sus pies hasta llegar a Sudamérica para llenar estadios y velódromos, y volver a España un tiempecito con la camisa rota para cruzar, a la postre, el canal de la Mancha y ofrecer, así, su último concierto de este año en la mítica y abarrotada Sala Jamm de Londres.

Muchos dirán que 11 años no son nada o ¡vaya si han pasado rápido!, pero para Marea todavía sigue siendo hoy aquel 24 de diciembre de 1997, cuando cinco chavalillos de barrio, dos de ellos entre hormigones, se juntaron por no estar en casa y hacer sonar unos instrumentos cogidos con alfileres; cinco kinkis que, a día de hoy, siguen siendo los mismos clavos y las mismas putas orgullosas de siempre y que, como dice el Kutxi hasta la saciedad, no querían hacer ni Rock pop, Ni Rock pop punk, ni porrompompero, ni rock con influencias de mierdas putas... Solo Rock And roll, y vaya si lo han logrado, siempre con el máximo respeto y honestidad a sus predecesores, y con la misma humildad que siempre les ha caracterizado por hacer las cosas bien hechas, por no seguir al rebaño y quererse montar ellos mismos su propia película, una película cargada de oleajes y mala sombra que se ha visto empañada durante su trayectoria por continuos rumores de separación, la accidentada muerte de June (mujer de Alén y primera merchandising de Marea) o el reciente fallecimiento del padre de César este año. Tristes y duros golpes que da la vida a los que hay que sumar algún susto que otro de Kutxi debido a su incandescente vicio por el alcohol (aunque cada vez menos), lo cual, todo junto, hizo mella en la banda y que, sin embargo, se han visto con la fuerza y energía necesarias para no abandonar el barco y tirar pa’lante.
Ahora, la banda descansa y trabaja. Kutxi no para, como viene siendo habitual en él, y prepara su disco con los Jatajá para marzo, Alén está con los Calaña, y los otros esperan tranquilos el momento de arrancar de nuevo la harley vespino… o el tractor. ¿Quién sabe?

Porque 11 años después, la marea no sólo sigue en pie, sino que sigue subiendo con fuerza y sin cesar con el paso de los años. Gracias por existir, compadres.

¡¡¡FELICIDADES, ZORIONAK MAREA!!!

Compadres, comadres; que nunca baje la marea.

EL COMPADRE WILLY (http:compadreorock.blogspot.com)