Alguna vez se me había pasado por la cabeza acostarme con dos mujeres a la
vez, pero nunca había llegado a pensar que podría asistir dos días seguidos a
un concierto de Rock del mismo grupo, la locura valió la pena. El planteamiento
inicial era ir a ver a Los Suaves, que dentro de su gira de “Los 1000
conciertos”, hacían escala en la franja mediterránea, visitando la localidad de
Massanassa para el viernes 20 de diciembre; pero el azar, nos hizo alargar el
“festival suave” hasta el sábado, ya que al Compadre jugón le tocaron dos
entradas para ir a verlos en Sant Vicent del Raspeig al día siguiente.
Siempre me ha gustado comparar actuaciones, así que esta vez por proximidad
horaria, no podía ser menos. La del segundo día fue de mucha mayor calidad de
sonido, tal como estuvimos reflexionando con Charly al final de todo, que la
del primero. Los instrumentos sonaban con la rudeza que exige el Rock y la voz
de Yosi se escuchaba con bastante claridad, dentro de sus limitaciones. Alberto
esta vez no se enojó como se apreciaba en Massanassa y alargaron los bises con
el tema “Mi casa”. El track list fue un calco los dos días, a excepción de esta
última; aun así, las vibraciones fueron mucho mayores en Sant Vicent. Esto son
cosas de los directos, no hay dos igual.
La convivencia suave durante los dos conciertos seguidos, nos hizo vivir
junto a ellos momentos que van más allá de la pura actuación, de esta forma me
gustaría trazar la crónica recalcando la figura individual de cada uno, tanto
en lo musical como en la proximidad al público sobre todo. Y digo proximidad,
porque como en las siguientes líneas se podrá leer, hubo algo más que simple
contacto sonoro entre ellos y nosotros.
Yosi, alma mater del grupo, carisma, una bestia enjaulada encima del
escenario, transmite emociones a los presentes. Es difícil dejarlo de mirar
cuando estás disfrutando del concierto, a veces, parece que dice más cosas con
sus gestos y muecas que, con las palabras trabadas que suelta. El grupo lo
tiene como protegido, es el primero en marcharse al terminar el bolo, la gente
le rodea y le sigue hasta que desaparece. Se desplaza casi en volandas llevado
por los incondicionales, todos quieren tocarlo, y él intenta decir cosas, pero como
bien reza en alguna canción “nadie escucha lo que digo”. Su despedida de la
sala, se asemeja a aquella portada de su disco “Malas Noticias”, donde Yosi,
yace muerto rodeado de gente y sujetado por sus fans.
Fernando juega el papel de segundo guitarra, pero no por falta de nivel,
sino más bien porque el primero es su maestro. Se le vio taciturno en el
segundo concierto, cosa poco frecuente en él, pero todos no podemos estar
siempre en nuestro mejor día, somos personas, en el tema final “La noche se
muere”, acabó tocando sentado y con los ojos cerrados. A la salida, le pudimos
robar 30 segundos para hacernos una foto, antes que se fuera junto a Yosi.
Alberto, es puro perfeccionismo y sensatez, parece la cara opuesta de Yosi.
El primer día estuvo cabreado por la mala sonoridad del recinto y motivó que el
concierto acabara pronto, el segundo día se le vio con mucha más energía, va
sobrado en las seis cuerdas y regala solos a caudales. Pudimos compartir
instantánea con él, aunque es mucho más serio que los dos músicos que nos
quedan por describir.
Tino, aun siendo una persona tímida, cuando baja del escenario después de
darle a los palos, es todo un anfitrión del grupo. Se nota que la juventud le
une a muchos de los fans y conversa con ellos, como si los conociera de
siempre. Nunca dice un “no” a una foto y además le gustó preguntar por las
camisetas que llevábamos. Le hicimos un buen interrogatorio sobre los planes
futuros del grupo y le dimos la enhorabuena por el directo editado recientemente
de la gira anterior, donde nosotros como buenos gatos aparecemos.
Charly, hermano de Yosi, es la auténtica pieza que mueve Los Suaves y los
ha arrastrado a donde están, o por lo menos, esa fue nuestra impresión. Sobre
el escenario en segundo plano junto a su bajo y ampli, es simpático y se
divierte junto a la gente, tiene el sano trastorno de ser risueño. Derroche de
simpatía al terminar el concierto, no dejó a nadie sin su ración de maullido.
El primer día nos impresionó verlo tan cercano con los que nos congregamos en
la puerta de salida, intercambiamos impresiones, opiniones, preguntas e incluso
estuvimos analizando un antiguo video que vimos junto a él, de una actuación de
los años 80 del grupo. Varias son las frases que nos dejó: “el grupo es grande
porque vosotros lo habéis hecho grande”, “nos gustaba poner al rojo el ampli”,
“yo me río desde arriba al ver vuestras caras”, “esto que os acabo de contar si
lo ponéis en internet os lo negare, jejeje”, “gracias por venir”. Sus palabras
fueron “chapa” en estado puro, se fue el último junto a los últimos gatos que
aún recorría la noche. Nos quedamos con las ganas de compartir fiesta post
concierto con él y con los demás compadres que allí conocimos, que se vuelva a
repetir.
En nuestro papel de viajeros por los conciertos, coloco un nuevo hito
musical, al haber podido conocer a Los Suaves y en especial a Charly mucho más
en profundidad. Sabemos que se acordará de nosotros la próxima vez y nosotros
de él por siempre. De regreso a casa, después de “dormir en los portales” y
“viajar al fin de la noche sin billete”, estuvimos recordando todo lo sucedido,
es lo que queda cuando la música se termina.
El Compadre Miguel
1 comentario:
Esto sí que fue un viaje al fin de la noche, lo demás son viajecitos. No se puede expresar más sentimiento y autenticidad en tus palabras. Enhorabuena, compadre. Un lujazo poder compartir con ellos risas y momentos, y estar tan cerca de ellos. Los Suaves somos todos.
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